Solo hay tres cosas de las que puedes estar seguro: eres William Redmoor, estás atrapado en el Centro de Tratamiento Bright Dawn (una instalación secreta donde solo lo peor de lo peor es internado) y de vez en cuando, incluso ahora después de someterte a una intervención quirúrgica radical para corregirlo, eres transportado espontáneamente a una dimensión paralela en la que pululan unas criaturas inimaginables que te odian y quieren acabar contigo.
Cuando te despertaste medio grogui de la operación, aún tenías la esperanza de haber terminado para siempre con este horror y de no tener que presenciar nunca más esas macabras pesadillas hechas realidad. Los graciosillos con sus batas de laboratorio te aseguraron que todo iría a mejor y que las pesadillas se acabarían para siempre. O lo que te dijeron no era correcto o simplemente te mintieron
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